domingo, 6 de julio de 2014

Jugos con clorofila.

Las plantas requieren de varios elementos para crecer y sobrevivir como el dióxido de carbono, un gas residual de nuestro metabolismo presente también en la atmósfera, el agua en el suelo y la luz del sol.  
Gracias a estos elementos y mediante una serie de procesos, las plantas pueden elaborar aquel pigmento verde que significa vida para ellas: La clorofila
La estructura química de la clorofila es muy parecida a la de la hemoglobina, el pigmento respiratorio que poseen los glóbulos rojos de la sangre, con una diferencia fundamental: la clorofila posee magnesio, mientras que la hemoglobina contiene hierro.
Pero en todo lo demás son tan parecidas, y tan vitales como sustancias, que es inevitable asociarlas.

Plantas ricas en clorofila

Todas las plantas superiores contienen clorofila, si bien unas más que otras. El perejil, las espinacas, el apio o la lechuga contienen bastante cantidad de clorofila, pero la hierba recién germinada del trigo la presenta en mayor cantidad.
Antes de que se descubriese el contenido y virtudes antioxidantes de las frutas, se consideraba que la hierba joven del trigo era el alimento con mayor proporción de vitaminas, minerales y oligoelementos (¡y esta humilde y preciosa plantita todavía es uno de los top!)
El poderoso efecto regenerador, revitalizador y terapéutico de la hierba del trigo se debe no sólo a su elevada proporción en clorofila, sino también su rico contenido en sustancias vitales.

La hierba del trigo: Rico en vitamina, minerales y clorofila

La hierba del trigo (Triticum aestivum) que empieza a germinar es uno de los alimentos más ricos en vitaminas y minerales que la naturaleza pone a nuestra disposición.
Por ejemplo, contiene vitaminas A, B1 (30 veces más que la leche), B2, B3, B6, B17, C (60 veces más que las naranjas), E (50 veces más que las lechugas y las espinacas), ácido fólico, ácido pantoténico y colina, entre otras sustancias vitamínicas, incluso vitamina B12, que -los vegetarianos lo saben bien -tan difícil es de encontrar en vegetales.
Entre los 90 minerales y oligoelementos que aporta la hierba del trigo destaca su contenido en calcio (unas 11 veces más que la leche o las espinacas), magnesio (5 veces más que los plátanos), hierro (5 veces más que las espinacas), cobre (5 veces más que las espinacas o los cacahuetes), zinc, manganeso, selenio, silicio, flúor, azufre, yodo y potasio.
También posee todos los aminoácidos esenciales que nuestro cuerpo precisa para formar proteínas. Para dar una idea de su valor: 100 gramos de hierba del trigo equivalen a unos 2 kilos de la mejor verdura; es decir, valores 20 veces superiores.
La hierba de trigo está libre de gluten y es apta para celíacos. Los brotes de la hoja fresca se pueden triturar para hacer jugo, pero también se pueden secar para preparar un polvo muy nutritivo.
Se trata de una proteína completa, con casi 30 enzimas, y muy solar: contiene alrededor del 70% de clorofila cruda. Una pequeña maravilla.

La hierba del trigo: Propiedades curativas

Las aplicaciones de la hierba del trigo son realmente muchas; ha dado buenos resultados en estados anémicos, trastornos digestivos (estómago, hígado, vesícula, páncreas) y de las vías respiratorias, incluida el asma bronquial, así como en estados inflamatorios de tipo infeccioso (sinusitis, otitis, gingivitis, gripe, etc.). También posee una gran acción antialérgica.
La calidad de la leche materna mejora y su efecto en los niños (la pueden tomar a partir de los dos años) es altamente positivo, actuando como un buen remedio preventivo frente a catarros, anginas y otros episodios inflamatorios que puedan aparecer con reiteración. También se ha observado un cierto efecto antitóxico (metales pesados) y de mejoría de la resistencia del organismo a las radiaciones, tanto radiactivas como telúricas.

Cómo preparar un jugo rico en clorofila en casa

Para preparar hierba del trigo en casa y obtener así un jugo rico en clorofila, es necesario seguir un proceso bastante sencillo.  
En este sentido, se debe humedecer granos de trigo en un germinador, sobre una tela metálica, mejor si es plastificada, o en un bote de vidrio en cuya tapa se habrán hecho múltiples agujeros. Dos veces al día se debe verter agua sobre las semillas de trigo, para humedecerlas y lavarlas, estén germinadas o todavía no.
El trigo comienza a germinar a los dos o tres días de mojarlo y crece rápidamente, consiguiéndose una hierba joven de trigo ideal para el consumo entre la primera y la segunda semana de haberse iniciado la germinación.
Puede tomarse tal cual, cortando los tallitos, masticándolos bien y tragando los restos fibrosos, pero la forma más fácil de tomarla es licuándola.   Luego bastará con combinarla con otros jugos (por ejemplo, de manzana o de zanahoria), al gusto de cada cual. También puede rebajarse con agua mineral.
El zumo de la hierba del trigo es un líquido verde super vitalizante y vale la pena acostumbrar poco a poco al organismo a su sabor y propiedades. El proceso de adaptación es de un par de semanas. La toma se hará gradual, comenzando con 1-2 cucharaditas, media hora antes del desayuno y la comida del mediodía. No es recomendable tomar más de media taza.

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